Semanas del embarazo:
Semana 40 del embarazo: Tu bebé ha alcanzado el peso para nacer (pero puede que todavía quiera crecer un poco más)
Al final de la semana 40, finalmente saldrás de cuentas, es decir, alcanzas la fecha que calculó tu médico basándose en tu último período y en las mediciones ecográficas. Es posible que tu bebé ya haya nacido, o que te esté haciendo esperar unos días. La mayoría de los bebés están listos para nacer 38 semanas después de la concepción, que es cuando ya están equipados con todo lo que necesitan para sobrevivir por sí mismos fuera del útero. Tu embarazo habrá generado en ti todos los sentimientos e instintos que necesitas como madre para cuidar de un bebé recién nacido y para alimentarlo a medida que crece, desde la infancia hasta la edad adulta.
Tamaño de tu bebé en la semana 40
Tu bebé mide unos 51 cm, por lo que ya ha alcanzado el tamaño para nacer. Si quieres imaginarte como sería sostenerlo en tus brazos, piensa en una calabaza muy grande y acertarás. Pesa alrededor de 3440 gramos, que es el peso medio de un recién nacido.
El desarrollo de tu bebé
Durante las últimas semanas, tu bebé ha cogido tanto peso en forma de reservas de grasa que ésto ahora representa alrededor del 15 % de su peso corporal. En la semana 40, su hígado también absorbe más almidón proveniente de tu torrente sanguíneo, que su cuerpo convertirá en glucosa, una forma de azúcar, cuando nazca. Esa glucosa se liberará después en la sangre. Esto es crucial, ya que será su primera fuente de energía durante los tres o cuatro primeros días, hasta que ya puedas producir leche materna madura y comiences a darle el pecho.
La primera leche que producirás, conocida como calostro, aporta a tu bebé importantes anticuerpos para completar el desarrollo de su sistema inmunitario. Esto les protege contra los gérmenes con los que va a entrar en contacto una vez fuera del útero, y le ayudará a prevenir los resfriados en concreto, a los que estará expuesto rápidamente.
Justo antes de nacer, tu bebé ya no tendrá suficiente espacio en el útero. Se retraerá en posición fetal, con la cabeza hacia abajo sobre la parte inferior de la pelvis, y esperará. Durante las primeras dos o tres semanas después de nacer, notarás que sigue manteniendo esta posición.
Todo por lo que pasará tu bebé
El parto es un proceso emocionante y a la vez exigente para tu bebé. Comenzó con las contracciones falsas de las últimas semanas, que han hecho que las cosas se vuelvan muy incómodas ahí dentro. Este parto inicial hace que tu útero se contraiga completamente, primero durante más tiempo y luego a intervalos más cortos, haciendo que su cuerpo se desplace hacia abajo.
Antes de que su cabeza, la parte más grande de su cuerpo, pueda pasar a través de tu vagina, tu bebé tiene que girar 90 grados. Esta es generalmente una de las partes más dolorosas de dar a luz.
Una vez que tu bebé se haya girado, su cabeza será visible desde la entrada de tu vagina y el aire del mundo exterior que ahora acaricia su fontanela lo estimulará para que inicie su primera respiración. Esto suele ir acompañado de su primer grito y una mirada de terror en su rostro, pero a la vez significa que ha sobrevivido a la parte más crítica del nacimiento. Todavía tienen que salir los hombros (tendrás que empujar lo más fuerte posible unas cuantas veces), pero una vez que estén fuera, el resto de su cuerpo se deslizará hacia fuera fácil y rápido. ¡Lo que tu bebé necesita ahora más que nada es a ti!
¿Cómo se siente la futura mamá en la semana 40?
Todos esos meses de anhelo y espera están a punto de terminar, ya sales de cuentas y el embarazo casi ha terminado.
El final del embarazo también significa el final de tu continuo aumento de peso. Después de tener a tu bebé, perderás ese exceso de peso rápidamente, como resultado del sobresfuerzo del parto y de la lactancia. Esto es natural y normal, ¡una madre necesita mucha energía!
Los movimientos de los bebés en el útero varían considerablemente en esta etapa. Aquellas partes de su cuerpo que no estén tan oprimidas podrían moverse de forma activa, o también puede que tu bebé decida descansar y esperar a que el útero comience a contraerse y a que comience el parto.
Las mujeres embarazadas también pueden experimentar una amplia gama de contracciones diferentes. Algunos días sentirás que por fin empieza el parto, para que unos minutos después paren las contracciones y las cosas se calmen de nuevo. Piensa en ello como la calma que precede a la tempestad.
Señales y síntomas comunes
Un nuevo reto para tu cuerpo
Los síntomas pueden variar enormemente en términos de gravedad y ubicación en la última semana del embarazo, ya que tu cuerpo se enfrenta a un nuevo reto y a un gran esfuerzo. El cóctel de hormonas hace que tu cuerpo trate de limpiarse, lo que puede resultar en una sensación de náuseas, posibles vómitos y/o diarrea. Las contracciones intestinales involucradas en la diarrea estimulan las contracciones del útero, y las contracciones irregulares del útero también pueden desencadenar la diarrea. Los dos mecanismos están íntimamente relacionados. Los dolores de cabeza, los dolores de estómago y los gases también pueden ser señales de que estás a punto de dar a luz.
Dolor de estómago
Cuando comience el parto, las contracciones te causarán dolor de estómago y una intensa sensación de tirantez en el abdomen. Estas ocurrirán inicialmente a intervalos irregulares unas horas antes de que finalmente se vuelvan más intensas y ocurran más regularmente. Es aquí cuando tu cuello uterino se dilata, lo que puede causar sangrado. Una vez que las contracciones se producen de manera regular, aproximadamente cada cinco minutos y a una intensidad entre media-fuerte y fuerte, avisa a tu matrona o haz que tu pareja te lleve al hospital.
Preguntas que puedes querer hacerle a tu médico o matrona
Anestesia epidural para dar a luz
Las mujeres que esperan su primer bebé no tienen una manera real de saber cómo reaccionará su cuerpo ante el dolor de dar a luz, y no saben si ellas mismas aguantarán.
Si el parto se alarga mucho en el tiempo, parece estar estancado o ya estás agotada y quemada, pueden ofrecerte la epidural para adormecer los dolores del parto.
La epidural consiste en inyectar un analgésico en una zona entre las vértebras de la columna, en las raíces de las fibras nerviosas del canal espinal, que hará que sientas menos la zona pélvica. Todavía podrás hacer fuerza para dar a luz, pero no sentirás dolor mientras lo haces.
Como todas las intervenciones médicas, la epidural tiene restricciones, riesgos y efectos secundarios. Por tanto, tendrás que sopesar los pros y los contras. Habla con tu médico o tu matrona sobre esta opción para aliviar el dolor y asegúrate de estar bien informada antes de tomar una decisión.