Semanas del embarazo:
Semana 3 del embarazo: Comienza una nueva vida
Para calcular en qué semana de tu embarazo estás, hay que empezar a contar desde el primer día de tu último período. Aunque no estabas embarazada durante los primeros 14 días, se incluyen en el recuento porque tu óvulo se fertilizó durante ese ciclo. La ovulación tuvo lugar entre el día 14 y el día 17 de tu ciclo, lo que significa que el viaje asombroso de tu bebé comienza en la tercera semana de embarazo.
Tamaño de tu bebé en la tercera semana
Si el óvulo ha sido fertilizado, se formará una fuerte capa protectora alrededor para evitar que otros espermatozoides penetren en el mismo.
El óvulo, que ahora contiene información genética tuya y del padre, comenzará a dividirse en los próximos días. Dos días después de que el esperma se fusione con el óvulo, estará compuesto ya de cuatro células. Un día después, de 12-16 células. El óvulo dividido ahora parece una mora, por la forma que tiene, y de hecho los médicos se refieren al óvulo en este momento como una mórula (del latín morus = mora). El óvulo fertilizado mide todavía menos de un milímetro y no se puede ver a simple vista. No se puede detectar incluso con ultrasonidos convencionales, lo que significa que no se puede decir con certeza si el embarazo ha comenzado.
Cinco días después de su fertilización, el óvulo llega al útero. En esta etapa es todavía increíblemente pequeño y aparentemente insignificante, sin embargo ya contiene todo lo que necesita para crecer y desarrollarse.
El desarrollo de tu bebé
Si el espermatozoide se fusiona con éxito con el óvulo, comienza el embarazo y el óvulo fertilizado comienza a moverse hacia el útero. El óvulo comienza a dividirse 24 horas después de la fertilización y, a partir de entonces, se divide cada 12 a 15 horas. En esta etapa temprana es cuando los elementos y componentes clave del cuerpo humano comienzan a coger forma.
Cinco días después de que el espermatozoide y el óvulo se encuentren, el óvulo dividido llega al útero.
El útero proporciona el mejor ambiente posible para que tu bebé crezca y se desarrolle. El revestimiento ha crecido hasta un espesor de entre 7 y 8 mm, lo que es ideal para que el óvulo se implante y para suministrarle todo lo que necesita.
Siete días después de que el óvulo haya sido fertilizado y haya comenzado a dividirse, este maravilloso conjunto de células se adhiere al revestimiento del útero. La capa protectora que se formó alrededor del óvulo ayuda en este proceso, y ahora se desintegra y forma la hormona progesterona. Esta hace que aumente el grosor del revestimiento del útero, lo que ayuda a mantener el óvulo en su lugar de forma segura.
Una vez que se produce la implantación, estás definitivamente embarazada. Ahora vendrán momentos increíbles de crecimiento y desarrollo.
¿Cómo se siente la futura mamá en la tercera semana?
En este momento, todavía no conoces la feliz noticia, aunque quizás puedas sentirlo. Tu intuición femenina puede que ya te esté diciendo que estás embarazada. Una imagen por ultrasonidos no detectaría a tu bebé, la prueba de embarazo podría ser negativa y no tendrás todavía ningún síntoma físico. Sin embargo, puede que te sientas muy feliz y realizada. La hormona progesterona, que ahora está presente en tu útero, es la que genera estas emociones positivas.
Posibles signos y síntomas
Algunas mujeres notan pequeñas manchas o secreciones de sangre. Esto se llama sangrado de implantación, y es una buena señal, ya que la implantación da lugar a pequeñas heridas en el revestimiento del útero.
Puedes sentir unos ligeros tirones en el abdomen debidos a la implantación. Durante la tercera semana, algunas mujeres también comenzarán a sentir un ligero dolor en los senos. Estos síntomas no son exclusivos de la implantación y se pueden malinterpretar como síntomas de ovulación en lugar de como un signo de que el embarazo está empezando.
¿Cómo puedes ayudar a tu cuerpo al principio del embarazo?
Mantener una dieta equilibrada es crucial para que el óvulo crezca como debería. Asegúrate de tomar muchas vitaminas; recuerda que algunas de ellas son solubles en grasa, lo que significa que la grasa es necesarias para su absorción y procesamiento dentro del cuerpo.
No sólo obtenemos grasas de la carne; el queso, la leche, la mantequilla y otros productos lácteos también contienen grasa, al igual que los aceites. Las grasas tampoco necesariamente tienen que ser de procedencia animal. Los ácidos grasos vegetales son insaturados, haciéndolos más digeribles para nuestro metabolismo (¡además hay muchas formas creativas de usarlos al cocinar!).
Siempre que sea posible, come alimentos frescos y disfruta de todo lo que nos ofrece la naturaleza. Intenta evitar los alimentos procesados e incorpora muy frecuentemente a tu dieta frutas y verduras crudas, ya que son buenas fuentes de vitaminas que ayudarán a tu cuerpo a hacer frente al embarazo. Las frutas y verduras también contienen altas cantidades de fibra, que serán cada vez más importantes a medida que avanza el embarazo.
Se recomienda especialmente consumir alimentos que contengan mucho hierro y ácido fólico (una vitamina que desempeña un papel muy importante en la formación de la sangre y del crecimiento celular). Las mujeres embarazadas necesitan mucho ácido fólico, ya que también ayuda a prevenir trastornos en el desarrollo de los bebés.
Sin embargo el ácido fólico es extremadamente sensible, y consumirlo en cantidades suficientes a través de la dieta durante embarazo es casi imposible. Así pues, te recomendamos que comiences a tomar suplementos dietéticos especiales (generalmente en combinación con yodo) desde el momento en que decidas que quieres intentar tener un bebé. ¡Habla con tu médico o matrona para saber qué suplementos pueden ser adecuados para ti!
El hierro transporta el oxígeno en nuestra sangre. Puesto que las mujeres embarazadas alimentan tanto a sí mismas como a su bebé nonato, necesitan grandes cantidades de hierro, y por ello se les realizan revisiones periódicas en las que se toman muestras de sangre para medir esos niveles de hierro.
Lo que absolutamente debes evitar
Si estás embarazada, hay ciertas cosas que debes evitar, ya que podrían perjudicar al desarrollo saludable de tu hijo y a tu bienestar personal.
- Alcohol:
El alcohol debilita tu cuerpo, especialmente si lo consumes de forma habitual. También se ha demostrado que impide el desarrollo del bebé. Cada sorbo de alcohol llegará a tu bebé, ya que pasa directamente a través de la placenta.
- Nicotina:
La nicotina aumenta la frecuencia cardíaca y hace que tu cuerpo se estrese. Puede desencadenar rápidamente en una adicción, lo que no es compatible con un embarazo saludable. Entra en el torrente sanguíneo y llega al revestimiento del útero que está en desarrollo (recibe un suministro rico de sangre y por lo tanto podría recibir todo ese tipo de toxinas). La nicotina puede hacer que el flujo sanguíneo intrauterino sea insuficiente, lo que perjudicará el desarrollo de tu bebé.
- Estrés:
Si sabes con seguridad que estás embarazada, deberías evitar el estrés en la medida de lo posible. Incluso trabajar en turnos de día y de noche puede alterar el ritmo natural de tu cuerpo aunque sea un poco, lo que puede tener un efecto perjudicial en el desarrollo de tu bebé.
Preguntas que puedes querer hacerle a tu médico o matrona
Obtener suficientes vitaminas y minerales
Especialmente al comienzo del embarazo, existe un riesgo de que tu bebé desarrolle deformidades como resultado de ciertas deficiencias. Un ejemplo sería defectos en el tubo neural, causados porque la futura madre no ingiere suficiente ácido fólico, una sustancia que es crucial para generar células nuevas. Por esta razón, si estás intentando quedarte embarazada, o ya lo estás, se recomienda tomar suplementos que contengan ácido fólico. Al comienzo del embarazo, necesitarás 400 microgramos al día, considerablemente más que los 300 microgramos que necesita una mujer que no esté embarazada. A partir de la semana 12, tus necesidades diarias de ácido fólico aumentarán hasta los 800 microgramos.
Muchos de los suplementos que contienen ácido fólico también contienen yodo. Si tienes una enfermedad o un desequilibrio hormonal de la tiroides, el yodo no se recomienda, y por lo tanto debes tomar suplementos que no contengan yodo.
Lo mejor es hablar de tus circunstancias personales con tu médico o tu matrona.